viernes, 28 de agosto de 2009

La Sangrienta fiesta Judía del Purim

Cada año, la judería internacional que infecta el Planeta celebra la Fiesta del Purim. Pero, ¿sabes tú, Cristiano que me lees, qué es lo que realmente conmemoran los judíos en esa efemérides?

En la época de su pleno apogeo, el Imperio Persa se extendía desde las fronteras de la India hasta África. En su Capital, la Ciudad de Susa, tenía su Trono Imperial el Rey Asuero, quien ebrio de Poder y de Fortuna, buscaba, lujurioso, jóvenes muchachas para su Harén Palatino. Fué entonces cuando un proxeneta judío llamado Mardoqueo pensó que había llegado la tan esperada oportunidad de ganar influencia sobre el poderoso Monarca por medio de una de sus bellas "pupilas": Esther.

De la mano de Mardoqueo, Esther se presentó en el Palacio Imperial como candidata al Harén. Los esclavos eunucos la bañaron con fragancias y perfumes, cubrieron su cuerpo escultural con bellas vestiduras y la adornaron con joyas preciosas. Así, la llevaron a presencia del Rey, quien sucumbió ante la posesiva sensualidad de la joven prostituta judía.

Poco tiempo después, comienza a desarrollarse dentro de los muros del Palacio Imperial, en las sombras tenebrosas del misterio y el secreto, la intriga conspirativa judaica: dos Consejeros del Rey, siempre leales servidores del Imperio, fueron injustamente ejecutados porque el diabólico Mardoqueo, a través de la no menos diabólica Esther — pronto convertida en la todopoderosa Preferida del Harén — había hecho llegar al Rey la falsa noticia de que dichos Consejeros estaban proyectando un atentado regicida. Como lo sentenció para la Eternidad el Divino Galileo: "los judíos son hijos del Diablo, Padre de la Mentira".

Asuero se dejaba engatuzar por Mardoqueo. El Rey, absorto por las pornográficas hechicerías de Esther, no se daba cuenta de que aquella Masonería Judía que actuaba en el interior del Palacio Imperial, tramaba subversivas conjuras contra la Unidad y la Integridad del Imperio.

Contrariamente al Rey, el Primer Ministro del Imperio, Amman, ejemplo de Lealtad y Patriotismo, conocía la perversidad intrínseca de los judíos y sabía, también, hasta que punto crecía en el Pueblo Persa la cólera contra los explotadores judíos enquistados en las altas esferas de la Corte Real. Amman se hizo portavoz de la voluntad popular y con toda sinceridad expuso al Rey sus preocupaciones nacionalistas: "En medio de nuestro Pueblo, en todas las Provincias de tu Reino, está dispersado un pueblo aparte, extranjero y perverso, que no respeta nuestras Leyes".

Ante el temor de que sus siniestros planes fueran descubiertos y abortados, el judío Mardoqueo, utilizando una vez más a la meretriz Esther, preparó inmediatamente una respuesta a las leales advertencias del patriota Amman, con el fin de acelerar el proceso de dominación sobre aquel Rey pusilámine, entregado a vicios y perversiones. En medio de una bacanal etílica y sexual, completamente borracho, le concedió a Esther todo lo que la malvada ramera judía le pidió. Ahíto de vino y perturbado por las interesadas caricias de la impúdica mujerzuela, Asuero ordenó ahorcar a su fiel Amman y a sus jóvenes hijos, cometiendo así un espantoso Crimen de Estado. Y acto seguido, en medio de una alucinadora fornicación con Esther, Asuero firmó un Edicto Real en el que otorgaba plenos poderes ejecutivos al judío Mardoqueo.

La primera medida adoptada por el encumbrado Tirano, fué la creación de una horda de sicarios judíos que en las 127 Provincias del Imperio desataron una Orgía Sangrienta contra la indefensa población civil nacional. Fué un verdadero Genocidio, un auténtico Holocausto. Más de 75.000 Persas (entre ellos mujeres, niños y ancianos) fueron salvajemente degollados, conforme al Ritual Koscher, por los terroristas judíos de Mardoqueo. Con la sangre de aquellas víctimas inocentes, los asesinos judíos amasaron el asqueroso pan ácimo que estos vampiros y sanguijuelas con forma humana comen en sus celebraciones sectarias. Así mismo, las propiedades de los masacrados, fueron confiscadas, ¡robadas!, en nombre de Sión. ¡Comunismo brutal, criminal y ladrón bajo la estrella sionista de seis puntas!

Y en recuerdo de aquella jornada de terror, barbarie y saqueo, los rabinos judíos decretaron una fecha de festín y regocijo — la Fiesta del Purim — que desde entonces celebra la Sinagoga.

LA VERDAD NOS HARA LIBRES

CARICATURAS 0001


DIOS MIO QUE VALIENTES Y   QUE ARROJO!!!!!!!!!!!!!!!!!

ALIADOS EN SUS FECHORIAS

¿EL SIONISMO SUPERO AL NAZISMO? SI CLARO

LOS NIÑOS SIEMPRE DICEN LA VERDAD

                   ESTADOS UNIDOS SOLO ESCUCHA LO QUE DICEN LOS SIONISTAS DE ISRAEL


caricaturas


                        Sin comentarios  

marionetas del sionismo


  Camaradas de atrocidades



Estados Unidos saqueado por Israel


                               Practicantes del Purim

lunes, 3 de agosto de 2009

Quienes son los Armenios en Mexico

“Primero Nosotros y después el resto del mundo”.

Ingresos armenios (1900-1940)

Hacia finales de1929 se emitió un acuerdo entre la Secretaría de Gobernación
y la de Relaciones Exteriores que reiteraba la prohibición de ingreso para
los trabajadores de origen sirio, libanés, armenio, palestino, árabe, chino,
turco, polaco y ruso, porque se consideraba que ya habían llegado al límite
en el cual su presencia era desapercibida y que en adelante su influencia
sería desfavorable, ya que comenzaba a notarse su presencia en la economía
debido a las actividades que desarrollaban y su concentración en los centros
urbanos. La Secretaría de Gobernación dispuso suspender la expedición de
permisos de entrada para esas naciones a partir del primero de enero
de 1930, todavía bajo la administración de Emilio Portes Gil, salvo para
aquellos que vinieran a reunirse con sus familiares ya naturalizados.




El 30 de agosto de ese mismo año, ya bajo lineamientos de Pascual

Ortiz Rubio, se publicó la Ley de Migración, que nuevamente toma crite
rios étnicos y raciales para la selección de trabajadores e inversiones, regla
mentando desde ese momento la inmigración a partir de la capacidad de


los inmigrantes de asimilarse a la población mexicana; desde ese momento

la inmigración para los “inasimilables” fue casi imposible, y abundaban ar
gumentos como la prohibición del 19 de mayo de 1931, contra la llegada de
húngaros: “plaga de desaseados cartomancios que raptan niños” (apud
González Navarro, 1994). El 27 de septiembre de 1932 se discutió en la
Cámara de Diputados la viabilidad de hacer una campaña profiláctica con
tra los extranjeros indeseables, aclarando que no era xenofobia “sino dere
cho de un país a seleccionar a sus moradores de otras nacionalidades” (apud
Gojman y Carreño, 1993). El 17 de octubre de 1933, la Secretaría de
Gobernación, bajo el mando de Abelardo Rodríguez, emite la Circular Con
fidencial número 250 que inicia con la leyenda



estrictamente confidencial
pero que fue descifrada, con una clave que corresponde a la palabra “México”,
por Ángel López Gómez. Dicha circular prohibía, “por razones étnicas”, la
entrada de las siguientes “razas” (sic); negra, malaya, hindú y amarilla
(exceptuando la japonesa); “por razones políticas”, el ingreso de nacionales
de la
urss
(donde se incluye a muchos armenios); “por sus malas costum
bres y actividades notoriamente inconvenientes”, a los gitanos, pero también
a la gente aventurera y a los eclesiásticos extranjeros.


Esta misma circular
consideraba, asimismo, poco deseable la inmigración de los siguientes na
cionales: polacos, lituanos, checos, eslovacos, sirios, libaneses, palestinos,
armenios, árabes y turcos, ya que “la experiencia ha demostrado que por la
clase de actividades a que se dedican en el país, las que con rarísimas excep
ciones, constituyen un motivo de competencia desventajosa para nuestros
nacionales, su inmigración debe considerarse poco deseable”.
Pero no sólo el gobierno tenía una política antiinmigrante basada en
argumentos racistas, ya que dentro de la misma sociedad civil hubo un
surgimiento de movimientos ultranacionalistas. Algunos de estos grupos
resultaron un instrumento eficaz de combate a los “indeseables”, vistos
como un demonio al que había que expulsar. Entre estos grupos se encon
traba la Liga Nacional contra la Penetración China y Judía, fundada en
1930 y que buscaba limitar la participación de los indeseables en el comer
cio y restringir su ingreso. También se fundaron la Asociación Nacionalista
de los Estados Unidos Mexicanos, la Confederación de la Clase Media y la
Acción Revolucionaria Mexicanista (o Camisas Doradas), establicida en
1934 por Nicolás Rodríguez. Otro grupo fue el Comité Nacional ProRaza,

que buscaba proteger al trabajador nacional expulsando al extranjero inde

seable, en especial a los aboneros (chinos, turcos –entre ellos se contaba a los
armenios–, árabes, lituanos, y otros usureros que se confunden por sus idénti
cos sistemas de especulación) y evitando la inmigración de todas las razas
inasimilables. En sus declaraciones, dicen que defienden “sobre todo a zapa
teros (confrontación directa con los armenios), sastres, ebanistas, alfareros, co
merciantes ambulantes, fotógrafos, plateros, músicos, todos ellos pertenecien
tes a un sector de la clase media con algún oficio” (Pérez Montfort, 1982).
De hecho, el Comité ProRaza no sólo consideraba que los extranjeros
deberían ser rechazados, sino también que se debería evitar que contami
naran el cuerpo social mexicano: “Combatir mediante una campaña de
convencimiento el que las mujeres mexicanas se unan en matrimonio o
amasiato con los extranjeros indeseables o degenerados” (Pérez Montfort,
1982). Dicha opinión no quedaría restringida a ese grupo de derecha urba
na, ya que para el caso chino circularon algunas notas de periódicos de la
época diciendo lo siguiente: “(…) Lo mucho peor, en fin, lo que pone una
grave interrogación en las perspectivas del porvenir, es que los chinos em
piezan a cruzarse con mexicanas indígenas, dando esto un producto espan
table por lo que mira a los caracteres raciales” (El Universal, mayo de 1925
apud Meyer, 1977).

El Tiempo se preguntaba a principios del siglo
qué
podía esperarse del mestizaje del fumador de opio con la bebedora de pul
que, El País lamentó por entonces que mexicanas “estrechadas por la mi
seria” continuaran casándose con individuos “tan raquíticos y degenerados
como los chinos”. Mucho más violenta fue la prensa sonorense: un perió
dico de Guaymas criticó en 1901 la unión del enclenque chino con la pros
tituta mexicana “degenerada de las últimas capas de la escoria social”; tal
unión daría por resultado “el hongo de los gérmenes más infectos”; se uni
rían “supersticiones del indio con la tradicional abyección del chino.
Esa mezcla inmunda, ¿podrá humanamente ser admitida en la comunión
de los pueblos americanos como representante de la humana especie?”
(González Navarro, 1994).
Las organizaciones nacionalistas mexicanas trabajaban repartiendo
propaganda xenófoba y boicoteando a los comerciantes foráneos, especial
mente a los judíos y chinos, pero también a libaneses, sirios, polacos, arme
nios y a otros pertenecientes a las “razas indeseables”. De igual forma,

gestionaban ante los poderes legislativos la revisión de la Ley de Inmigración,

con el objeto de restringir el ingreso de los extranjeros indeseables a México.
Aunque no haya sido directamente por su influencia, el gobierno mexicano
lo haría en 1936. Los Camisas Doradas serían un violento grupo de choque
que apaleaba comunistas y judíos y cuyo discurso se regía por el lema “Méxi
co para los mexicanos”. Las mismas autoridades consideraban “judíos” a al
gunos armenios, como lo muestran los documentos de naturalización de Ar
turo Sarukhan; en un memorando del 25 de abril de 1933, el subjefe de
delegación menciona que no se encontró ningún registro del “señor Saru
Gojman y Carreño,

Khan, denacionalidad armenia. Posiblemente verificósuinternación con su

verdadero nombre hebreo” (D.G.G. 2.361.11189). O como el caso de María
Mahakián, en que el oficial encargado de realizar el cuestionario dice en
1929: “Es de religión israelita, y su pueblo natal es Halpur, Turquía, pero
posteriormente este pueblo pasó a posesión de Armenia” (D.G.G.
2.361.3723). Es plausible considerar que, si entre oficiales gubernamentales
existía tal confusión, entre la gente del pueblo debió ser aún mayor.
Las manifestaciones contra los extranjeros no se circunscribieron a los
movimientos nacionalistas: algunos armenios recuerdan las constantes e hi
rientes burlas por ser “turco”. Lo mismo menciona Musalem para el caso
palestino, a los que se les llamaba “camello”, “¡oye tú de Allah!” o “¡ára
be!”, una especie de manifestación del nacionalismo infantil que se estaba
estructurando de manera oficial en México. Pero también hubo manifesta
ciones en contra de sus actividades laborales de manera directa: la Liga de
Defensa de Propietarios de Zapaterías, Peleterías y Similares fue un grupo
de comerciantes que también buscaba limitar en ese sector a los extranjeros,
y debido al alto porcentaje de armenios que laboraban en ese ramo (casi
40%), dichas manifestaciones xenófobas los afectaban directamente. En una
carta dirigida al Secretario de Gobernación (no aparece la fecha pero es de la
década de 1930) está sobreimpresa la leyenda “Primero Nosotros y después
el resto del mundo”. La carta ennumera cuatro puntos, dos de los cuales
recomiendan soluciones para resolver el problema migratorio del país, como
revisar la documentación migratoria de los casos presentados, entre los cua
les es probable que se encontrara el de alguno de los 350 armenios que in
gresaron antes de las restricciones. Dichos individuos, ante los ojos del go
biernomexicanoy algunos grupos nacionalistas,representaban una amenaza

para el comercio en el barrio de La Merced de la ciudad de México.


bibliografía y hemerografía
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notas y diálogos
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